martes, 20 de mayo de 2008

· Blackwater Park ·


Y estabas ahí: hermosa, tanto como solías serlo. Doblada por el esfuerzo sobrehumano que te costaba mentir: Mentirme. Y sentíamos a nuestro alrededor que nuevamente nos azotaría el invierno; aquel que anteriormente nos vio luchar frenéticamente... Y que en él ya ni las gélidas bancas podrían sobreponerse a perecer congeladas...
Porque no serían ni siquiera nuestros cuerpos quienes las abrigarían, ni nuestros esfuerzos por entibiarlas lo que las salvarían.

Sería la lluvia la que perdería entre desagües las hojas caídas del otoño, la que limpiaría el aire desgastado de un melancólico cielo nublado.

Y, sin embargo, lo extrañaría.

Extrañaría esos parques en donde dejamos nuestra pequeña invención del mundo a medio acabar, extrañaría los abrigos medio húmedos y su fru frú al rozarse, extrañaría los suspiros interminables por historias sin comienzo que creímos poder concretar; aquellos suspiros que nos permitían seguir soñando cada día, seguir entibiando bancas incansablemente, y seguir pensando que quizás... quizás.






jueves, 15 de mayo de 2008

· El lado más dramático de mí... ·

me buscaba con impaciencia; había comenzado a sentir el dolor del desdoblaje, extrañando la calidez y lo hospitalario de mi cuerpo.
Se evaporaba paulatinamente, devorado por el imponente sol, ese sol que parecía no querer ceder ni al invierno, ese sol que despierta en mis ojos cada mañana, y que evita el frío al anochecer.

Y mis suelas se negaban a ceder.
Por suficiente tiempo se había adherido la sombra a mis pies, suficiente como para terminar sintiéndome menos humana dentro de la carne, como para acostumbrarme al frío de la desnudez.
(Incluso amarla)

Resulta lógico que cada hilo se niegue, que luche furiosamente por no desprenderse, por estar siempre colgado a mí.

Y también resulta lógico que cada cierto tiempo le tienda la mano a esa sombra, a esa niebla que me rodea y que la luz pretende disipar.

"Fue ese doble el único que me acogió cuando mi cuerpo no era más que masa, y me enseñó la inspiración...
Por eso yo también me aferro al dolor, como la gota de licor que recorre mi cuerpo creando literatura."

Entonces tomo la aguja y repaso el hilo que, al parecer, no podrá soportar.
Pero sólo de vez en cuando.
Porque el calor comienza a agradarme.
Y el lado más dramático de mí comienza a alejarse,
reconociéndolo sólo en excusas.

Y ya la luz lo ha evaporado completamente
y ha pasado a formar parte del aire...



Ese aire que revuelve mis cabellos,
que recorre mi cuerpo haciéndolo encrisparse,
y que sonrié junto a mis labios cada día de sol.