martes, 24 de junio de 2008

· Los adioses se alejan mar adentro ·



Sobre cada barquito coloco una fecha, una sonrisa, un recuerdo. Lo lanzo al agua y lo veo alejarse. Marea arriba, adentro. Minuciosamente corto un nuevo trozo. Lo doblo por la mitad, luego la mitad de la mitad, tomo una punta y hago un triángulo, las sobrantes se convierten en triángulos también. Y viene lo más difícil; cuando pasa de ser sombrero de marino a barquito blanco, ilustre, ganador de todas las batallas. O casi todas.

El viento sopla fuerte en mis cabellos. Aleja rápidamente la flota hacia un horizonte eterno, hacia un sol de atardeceres, hacia un rumbo desconocido, nuevo. Las lágrimas parecen atropellarse para vaciarse sobre ese caldo que guiará lejos el cariño, las explicaciones, las caricias.
Me despido de la flota. Indiferente me da la espalda. Como si no hubiese sido yo quien con exageradas precauciones construyó sus barcos...

El nudo de mi cuerpo durará un tiempo. El suficiente como para permitir reconciliarme.

Sin embargo...
Me tranquiliza una mano que me aferra con dulzura.
Me tranquiliza el calor proveniente de tierra firme.

Entonces veo, poco a poco y lentamente, que la flota ya se hace imperceptible.

domingo, 15 de junio de 2008

·Soy una amalgama·

No creí que los caminos se tornaran paralelos, tanto así que llegaran a juntarse en algún punto del plano. Tampoco creí equivocarme al cerrar los ojos frente a la trifurcación para dejarme llevar. Ahora veo que he caminado dos pasos y retrocedido uno. Que he dejado caminos inconclusos y he escapado apresuradamente para no enfrentar dolores.
Tengo miedo.
Miedo de esa nueva trifurcación frente a mi vista.
Por eso recorro mi situación desde un helicóptero, intentando sobrevolar objetivamente los sentimientos. Sin embargo, a ratos parezco perder altura, y comienzo a caer lentamente sobre ese océano tan grande y solitario que es mi amalgamada invención del mundo... Ese caos que inventé y construí de lágrimas y terrones de esperanza: lágrimas frías que ocupan las tres cuartas partes.
Mientras caigo el aire gélido me permite reaccionar para tomar nuevamente las riendas metálicas: nuevamente me alzo sobre todo y todos.
Pero ya sentí el calor de alguno de esos montículos que recibirían mi inescrupuloso descenso.
Ya sentí el calor de estrellarme, de fundirme plenamente en esa mezcla de pinturas, canciones, fotografías y sentimientos.
Nunca me sentí tan perdida.
Y nunca sentí tanto el deseo de creer y rehacer por mí misma esta figura desvalida que llamo cuerpo, demacrada por las horas en que llené los océanos salados.
Quiero un fu bemol.
Esa nota inexistente, ese estado intermedio (intermedio de la nada).
Al parecer no busco coherencia ni vida real; simplemente ese punto falso, ese paso en falso que me garantiza no errar. Así que despliego mis alas, para sentir plenamente el fuego y el hielo mezclados, intermitentemente. En búsqueda de ese límite que me muestre un nuevo paradigma de la felicidad, un nuevo espejismo que corra paralelo a mi vida olvidada, pero que lo haga dejando atrás ese único punto de encuentro en el plano... El punto de partida.
Soy una amalgama.
Y me di cuenta de que no poseo alas para esquivar el sufrimiento.
Ja, siempre lo supe. Pero a mi pesar, necesitaba una sonrisa amarga que me permitiese reir de mi propia situación, una y otra vez, torturándome.
Soy una amalgama y tengo miedo. Miedo porque la bencina parece acabarse, y las fuerzas parecen consumarse. Miedo a desfallecer sobre el océano de mis lágrimas, sobre el espejismo de mis dolores. Miedo a correr en dirección equivocada frente a esta nueva trifurcación. Miedo a que ya sea demasiado tarde. Miedo a que luego sea demasiado tarde. Miedo a que el tiempo deje de congelarse y parecer inmune. Miedo a la soledad. Miedo a dormir nuevamente. Miedo a equivocarme. Miedo a ser yo:
Esa amalgamada figura sobre un juguete que pretende (irónica, amarga, penosamente) la panorámica de una posible respuesta.

miércoles, 11 de junio de 2008

Caminaba sola.
Sentía el frío.
De la pérdida...

Debiera sentirme tranquila.
Convencida...

Pero mis ojos no pensaban lo mismo,
mientras bañaban el pavimento.
Mientras mis oídos sufrían las torturas
de los recuerdos...

"Don't look back into black
Don't let the memory of sound drag you down"

Las lágrimas mojaban penosamente el cemento.

·Stop Swimming·

This song leaks out onto the pavement
It could be a joke, it could be a statement
The more that I fake it and pretend I don't care
The more you can read in to what isn't there
Maybe it's time to stop swimming
Maybe it's time to find out where I'm at
What I should do and where I should be
But no-one will give me a map
I'll leave now this can't continue
But I forget which door I came through
And I know that the lift can be painfully slow
So I think I'll leave through the window

·Hechos...·

y no sólo palabras.

Adiós.

Hoy, seguiré ese camino.

martes, 10 de junio de 2008

·Arqueología·

Los restos invisibles seguían de pie, y los fantasmas aún soportaban las paredes sobre sus espaldas: obstinados al olvido. Sí, obstinados.

Poco a poco encontraban bajo las piedras los retazos de sus andanzas anteriores. Esos recuerdos que ni el súbito derrumbe pudo borrar.

Y ya comienzan a resignarse a la inmortalidad de las conexiones...

*La arqueología es una disciplina que intenta mantener viva la psicología y cultura en un tiempo determinado. No es sólo el hecho informativo en sí, ni un sostenedor de la historia. Tiene mucho más que eso: descubre lo que fue sepultado bajo el polvo del tiempo, para hacerles cobrar una nueva vida dentro de la época. Una vida que hable de las anteriores. Que hable de esos recuerdos, de esa 'forma' existencial. Una nueva vida que renueve la voz de esas fotografías borrosas, la vida de esas que lucharon frenéticamente por mantener los matices y colores a pesar del tiempo y los constantes derrumbes: obstinadas al olvido. Sí...

Pero parecen no poder encajar en el mundo moderno. Se baten contra sus propios sentimientos encontrados. Amando el olvido, así como el ser descubiertas...


Esbozo de un inventario de recuerdos encontrados:

- Pasos.
- Bancas.
- Frío.
- Fotografías.
- Olvido.
- Sueños.
- Escritos.
- Café.
- Con pie de limón.
- Buenos Aires.
- Parques.
- Helado.
- Y ron.
- Complejos.
- Invierno.
- Amor.
- Caipirinha.
- Abrazos.
- Y besos.
- Edad.
- Pena.
- Impaciencia.


Impaciencia. Esa que quiere volver a sepultar fotografías.