jueves, 25 de marzo de 2010

·Fugitiva·

La inspiración se ha ido disipando, como quien, expirando el humo del cigarro, ve desaparecer entre las transparentes partículas de aire (y smog, y sudor) a las no-transparente partículas de tabaco.
Así es que cuando me miro en este espejo me deduzco fugitiva.
Ya no hay sombras que me conmuevan y me retuerzan el alma con instinto asesino.
Ahora soy feliz.
La felicidad me parece tan fugitiva como yo, promiscua y toqueteada.
Ahora lo estoy comenzando a comprender todo...
por qué me he alejado de la escritura
por qué considero que la universidad no es mi único mundo
por qué mi rostro ya no es serio cuando camino
por qué estoy escuchando canciones poperas
por qué me alegra pintarme las uñas azules
Y es que las ataduras han desaparecido.

Estoy consciente de que jamás había escrito algo tan precario y falto de intriga (ese gustito que me guiaba como un vaivén de una oración a otra, sin el mayor peligro de perder el ritmo).
Ahora debo reinventarme como escritora.
Ahora debo aprender a escribir desde distintos ángulos.

¿Pero cuánto, cuánto me va a costar?

De cualquier forma soy capaz de cambiar la escritura por la felicidad.
Esa felicidad que de promiscua ha llegado a pertenecerme.

Sólo espero encontrar el hilo que me permita salir del laberinto de la no-creación.
Y dejar que las letras me alcancen para sumergirme en ellas.

2 comentarios:

Oscar González Cantin dijo...

Lo de las canciones poperas es un hecho, ya se verá si necesario o no.

Para el escritor, los caminos que llevan a la felicidad se reducen a unos cuantos, mientras que los que conducen al desgano y a la pérdida son muchos. Me parece que hay que trazar bien la ruta antes de tirarse a caminar. Supongo. Yo.

Saludos.

Alderaia dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=JzIK5FaC38w . =) .