viernes, 28 de diciembre de 2007

·BombaDeTiempo·

Tic
Tac
Tic
Tac
Tic...


(en cualquier momento)

viernes, 2 de noviembre de 2007

· Nada ·

Y claro que lo pensé. De hecho, viví varias semanas en aquella superficialidad, en la calidez del autoengaño.
En momentos como éste me gustaría estar rodeada, no tener espacios vacíos de tiempo para pensar en mí, espacios vacios que mi inconsciente aprovecha ágilmente para enfrentarme.
Y quiere la verdad, la busca insistentemente.
Finalmente cede, sí, el cerebro cede; y siento caer la barrera, intangible, tan frágil, una construcción ridícula, mediocre, como queriendo proteger y a la vez autodestruirse (pero sobre todo autodestruirse) y que sólo sigue en pie para serme fiel, para no hacerme creer que soy tan débil, o para darme momentos, regalarme sonrisas.

No soy así.

Pero intento esquivarlo, como si pudiesen torcerse los caminos.

En momentos como éste me gustaría estar rodeada, para no permitirme vacilaciones, para que la mano que con fuerza da vuelta la página no dude, no la mire de reojo por última vez, una última vez interminable,
que la hace llenarse de lluvia.

Sin embargo siento la piedrita en el zapato. Me daña a cada paso que doy. Intento caminar de forma en que no me toque. Cuando la busco no la encuentro. Pero está ahí, siempre está ahí. Negándose al olvido. Egoísta.
Egoísta me daña, me molesta. No tengo herida, pero duele. O quizás sí; invisible.

Invisible y egoísta me daña, la piedrita en el zapato.

lunes, 3 de septiembre de 2007

· Go back to sleep... ·

Últimamente, y a pesar de los muchos intentos por evitar (paradójicamente) encarar la inevitable realidad, hace unos días se ha entretenido presentándose cruda ante mis ojos... Y esa crudeza desde ambos sentidos; inmadura y difícil. La veo como una ola tal cual tsunami, y a ratos pareciera detenerse de súbito para dar paso a dolorosos "flashback" (raccontos, si se quiere ser más literario), que caen como piedras en mi estómago alargándolo casi hasta el suelo. Difícil situación cuando se pierde la capacidad de discernir sobre la veracidad de la felicidad propia, que hace unas cuantas semanas aparece estimulada por una pastilla diaria después de cada desayuno.
Me resulta aún más complicado hilar la alborotada cantidad de sentimientos que quieren despedirse de mí para ir a 'un más allá'; un más allá que sea capaz de ordenarlas, tal vez hasta analizarlas. Pero pareciera que el imán opresor, o esa incapacidad de los humanos de sentirse menos humanos o más vacíos al momento de no sufrir, quisiera tatuarlos dentro de mi fisionomía mediocre... (las arrugas invisibles...).
Me encuentro en el punto sin alternativas; no existe un pasado más que el de la página anterior, y la realidad de la que solía escapar pareció encontrarme más rápido de lo que creí. Pero en ese mismo punto se abren incógnitas que no me siento en posición de analizar; ¿Cómo poder diferenciar si una alegría es verídica o consecuencia de algunos químicos? Y en base a eso, ¿Qué otra reflexión puedo hacer?... ¿Cómo podría enfrentarme a la realidad (que por cierto, ya me encontró, pero que nunca anduvo perdida ni yo separada de ella) si no conozco mi propio estado, mis propias armas..., si no tengo conciencia alguna de si me hallo apta, o en absoluta desventaja frente a la próxima batalla?.
Es como la adrenalina al cruzar la cuerda floja; un paso hacia adelante podría significar en falso (o el llegar hacia el otro lado), y el camino recorrido ya es sólo eso; el camino recorrido.

martes, 19 de junio de 2007

·Listen·

Y la más ligera nota baja pudo llenar los espacios semi-vacíos.


El piano siempre será mi gran sueño... como un majestuoso sueño jamás alcanzable, como una grandeza nunca asignada para una insignificancia como yo.

Y entonces recuerdo con impotencia mis No desesperados en la academia.


Listen, listen.. listen, listen...


Acordes completos, la lluvia, un coro...

La perfecta armonía para este depresivo momento, cuando lucho con todas mis fuerzas por convencerme de mi fortaleza.


Las notas en piano, pianissimo, y luego resucitan en un crescendo. Lentos compases se suceden matizándome con sus matices, respirando el mismo aire, aquellos silencios tan bulliciosos, tan principales en la obra.


Listen, listen suspiran tranquilos, mientras la madera de un cambio de acorde guitarresco resuena bajo lo nupcial. Amo aquello que lo hace tan humano como divino...


Entonces un piano, un pianissimo, la lluvia cesa y la canción termina.




martes, 29 de mayo de 2007

·Necesito voluntad...·

Gracias por 'decirme' las palabras exactas que necesitaba 'oir'.

jueves, 17 de mayo de 2007

·Fuckin' Day·

“Aún quedan esperanzas” se mintió a sí misma tratando de aminorar el dolor; tal cual kamikaze abriendo su paracaídas sabiendo que está roto.

jueves, 26 de abril de 2007

·El Señor Feliz·

Había una vez un señor que se llamaba Señor Feliz, era el señor más feliz del Mundo Feliz, pero cuando iba caminando fuera de su país estaba llorando y se dijo, " ¿ qué me pasa ? , se supone que yo soy la persona más feliz del Mundo Feliz " y se dió cuenta que estaba en el País Triste. Cuando iba a regresar al País Feliz se equivocó de camino y llegó al País Enano y ahí se encontraba el Señor Pequeño, y el Señor Feliz le preguntó, "¿dónde queda el País Feliz?".
- "Al Norte" le dijo el Señor Pequeño, y el Señor Feliz pudo regresar por fin a su país.

FIN

sábado, 19 de abril de 1997


=)

lunes, 9 de abril de 2007

·Reencarnación·

Iban a demolerla a primera hora y en su lugar construirían el rascacielos más espectacular de todos los tiempos. Fue una decisión en la cual no participamos: al gobierno le importó un carajo los recuerdos que nos traía el edificio colonial, aquella catedral antigua con campanas de bonce, las murallas cafesozas por el desteñir de los tiempos, las baldozas trizadas de quién sabe cuántos pasos... y su aire frío, acogedor, inteligente y memorioso.

Por mi parte amaba la catedral; no era como la del centro: silenciosa, con un órgano, demasiado grande y sobrecargada de figurillas. Esta era más pequeña, más simple. Cargaba los recuerdos de mi infancia, cuando todo a su alrededor era campo de sembradío... me recordaba las escondidas, a las señoras vestidas de domingo (con sombrero y abrigo si es que hacía frío), los caminos de tierra, el olor a humedad.

Pero qué les importaba eso a los capitalistas: ellos sólo querían su rascacielos que literalmente “tocara los cielos”, una especie de Torre de Babel tecnologizada, el sueño de la perdición.

Entre los ciudadanos más antiguos nos pusimos de acuerdo y ése día nos levantamos antes de que naciera el sol y cantaran los gallos (aún quedaban estrellas rezagadas). Me paré en el marco de la puerta y miré al rededor dando un bostezo; las luces de las casas se comenzaban a encender y se oía a lo lejos el movimiento humano. Sentí la mano de mi madre posarse suavemente sobre mi hombro “Ya es la hora”, la oí susurrar.

La gente se congregaba frente a la iglesia, había algo en el aire... un “no se qué” lleno de tensión. El viento soplaba muy levemente, y el silencio que allí reinaba era quebrado sólo algunas veces por toses o murmullos que se apagaban rápidamente. Estábamos nerviosos, era nuestra última oportunidad.

Entonces divisamos al monstruo en el horizonte: era una máquina gigantesca de la cual colgaba la bola de la perdición, como en las películas. Nos alteramos, nos pusimos feroces y mientras se acercaba intentábamos detenerla con piedrazos, alaridos, luchas cuerpo a cuerpo (o cuerpo a máquina, mejor dicho)...Atropellados, heridos, inconscientes e histéricos... todo se volvió la expresión prehistórica de la brutalidad más desconcertante, contra eso: lo desconocido, lo odiado; porque venían a robarnos, a robarnos nuestros recuerdos para convertirlos en una cumbre de metal.

Pero no podíamos detenerlo, e incluso parecía que la máquina demoledora tenía vida propia, avanzaba indiferente de las agresiones, aplastaba humanos, saboreaba el sufrimiento, saboreaba el espanto, se alimentaba de los gritos, se reía de la desesperación.

Y llegó... llegó (qué horror), se detuvo al lado de la catedral y vimos como la bola empezó a balancearse, primero lenta y cada vez más rápidamente (se me ensombreció el rostro; ya no éramos humanos. Ni nosotros, ni ellos.). Con un estruendo presenciamos el primer impacto: la bola golpeó seca y fuertemente las paredes de cemento, esas paredes cafesozas por el desteñir de los tiempos, mientras nuestros recuerdos se resquebrajaban y hacían polvillo, nuestro corazón se hacía trizas también. Oí sollozos a lo lejos, sendos murallones se destruían y caían como avalancha.
Segundo golpe: seco, fuerte, preciso... y la iglesia comenzó a sangrar... y su sangre lo destruía todo: como un vómito se expulsaba por las paredes, como lava negra se deslizaba por las baldosas trizadas de quién sabe cuántos pasos, como ácido quemaba, derretía las campanas de bronce, asesinaba.

Perdimos la razón, esta vez por completo. Sólo corríamos por nuestras vidas mientras veíamos a nuestras espaldas cómo avanzaba el líquido que destruía los campos de sembradío, que destruía las jugarretas y a las señoras vestidas de domingo... Y así corrí, desesperado corrí... pero era imposible: nadie podía escapar.

Y me alcanzó. Sentí mis pies arder. Mi cuerpo se deshacía mientras me hundía alzando los brazos, como un último ademán de vivir... la sangre lo destruyó todo, y nada quedó... ni nosotros, ni el monstruo, ni la iglesia, ni los recuerdos.
Sólo nuestras almas lograron escapar, ellas huyeron junto con otras y viajaron lejos, en busca de otro cuerpo donde habitar.
Reencarnación.

·Los Jinetes·

Era de noche y caminaba sola por aquel bandejón. A mi lado se veían los portones de algunas fincas separados por inmensas zarzamoras y eucaliptus, al otro lado se oía correr el río y el croar de algunas ranas.

Sabía que era una irresponsabilidad estar allí, pero qué tanto importaba...

Prefería caminar por aquel camino, para recordarlos un poco, para no olvidar los veranos en los que reíamos juntos, cuando recogíamos las moras en febrero, cuando saltábamos en el puente colgante, cuando nos refrescábamos en las pozas del río...

Los grillos se oían especialmente fuerte entre los paltos, se fundían con las estrellas y eran equivalentes: los miles de grillos eran lo mismo que las miles de estrellas.

Los paltos... y otro recuerdo más; cuando nos subíamos a los árboles y cortábamos paltas, recogíamos los saltamontes, nos mojábamos los pies en los días de regadío, mi papá nos hacía barcos de madera y los echábamos a andar arroyo abajo, donde las vacas y los caballos tomaban agua. Y las guerras de fecas (secas), nos escondíamos entre la alfalfa gigantesca, donde sin querer alguno que otro quedaba con el tobillo enterrado en una plasta. Risas y más risas.

Sabía que era una irresponsabilidad estar allí. Pero no podía evitarlo, necesitaba recordarlos, necesitaba recordar el rodeo, necesitaba recordar al Negro (el caballo de Don Miguel), necesitaba recordar... porque era la única que quedaba, porque ya todos se habían ido.

Pateé una piedra y me dolió, no importaba mucho.

“La culpa había sido de los malditos jinetes; ellos, que habían llegado y lo habían destruído todo. (Apreté los puños).
Un día llegaron y empezaron la matanza, uno por uno iban desapareciendo, y los hallábamos muertos, queridos. “

Grité en la oscuridad. Sabía que era una irresponsabilidad estar allí.

Ya no quedaban animales, se los habían robado. Se habían robado al burro, al Negro, a las vacas... habían quemado todo, ya no había paltas, ya no había saltamontes. Sólo quedaban estas zarzamoras que crecen como plagas, pero que ya no dan moras. El río estaba casi seco y se podía cruzar caminando, ya no había alfalfa... y entonces quedaban los recuerdos...

Miré al suelo y recordé las caminatas por la carretera, de noche, luego de ir al pueblo. Recordé “el corre el anillo” con los primos, y las penitencias que siempre eran meter la cabeza al water de hoyo que olía mal, comerse una amarga hoja de palto o darle un beso al Benji (el perro deforme que tenía una enorme cabeza de pastor alemán con cuerpo de perro salchicha).

Ésta era mi tortura diaria: recordar y recordar; recordar que los jinetes se lo habían llevado todo.

Cuando ellos llegaron todo era desesperación: las viejas de las fincas se encerraron en sus casas y no salieron más; fueron las primeras en morir. El pueblo se volvió un calvario, y ya nadie quería hacer nada: los niños no iban al colegio y los padres no trabajaban los campos, las mujeres se quedaba sentadas en una silla, con los ojos trastornados de no dormir cuidando la casa. Pero igual morían, igual desaparecían. Porque los jinetes venían a destruirlo todo, y no había escapatoria alguna, porque los jinetes engatuzaban, engañaban, mentían.

Llegué a lo que quedaba del río. Sabía que era una irresponsabilidad estar allí... Y oí el ruido de los cascos. “Ahí vienen” pensé. Y llegaron. Seguramente este era el único lugar que no habían destruído aún. Y me vieron. No escapé, ni grité, daba igual, si ya todos habían muerto, si yo era la única que quedaba...

Se acercaron (eran a lo menos cinco). Reconosco que entre la furia sentí el miedo. Si los malditos jinetes ya lo habían destruído todo y habían construído ciudades y fábricas por todo el lugar, habían matado animales y paltos para sembrar edificios.

Y al tomar conciencia de que los grillos eran voces y las estrellas un estúpido alumbrado. De que el croar de las ranas no eran más que motores y el río la gotera de alguna llave... supe que los jinetes me habían matado también.

jueves, 22 de marzo de 2007

·Water de colegio·



Ese es uno de los waters de mi colegio, a veces tienen pipí en las orillas, a veces tienen mojones increíbles los cuales nos hacen meditar durante todo el día. Ayer habían hormigas en uno de ellos, no llegué a descubrir la razón hasta un segundo después, cuando miré el basurero y vi una de las cosas más repugnantes de mi vida. De más está mencionarla (para qué tan morbosa), simplemente omitiré el hecho y relataré la reacción: arcadas y lágrimas.
Lo peor es cuando ando asquienta y debo arrancar de ahi.
Sin embargo, el baño también se ha convertido en un centro de vida social: es casi como un hall, ahí nos agarramos, ahi nos reímos y nos encontramos con amigos (o enemigos) de otros cursos.
Así que 'casi' le tenemos cariño.
=P

miércoles, 28 de febrero de 2007

·Mejor pensar·


Hoy fue mi último primer día de clases. Sin embargo, se sintió exactamente igual a todos los días de clases que he tenido hace cuatro años.

Me sentí mal por haberle dicho a mi papá que sacarnos una foto de primer día era ridículo ('como si fueramos en kinder', repliqué), para que luego mi mamá me dijera que el estaba tan feliz de poder ir para retratar aquel momento en su memoria, más que en su cámara, digo yo.
También me sentí estúpida e inmadura de haber armado tanto alboroto por una simple fotografía. Despues de todo, es cierto.. son estapas importantes, etapas lindas; mi hermano pasó al segundo ciclo, mi hermana acaba de comenzar la media y para mí se está terminando.
Así que ésta es una de esas veces que quisiera retroceder un poquito el tiempo para cambiar algunas palabras.

Son las 19:30 y aún espero su regreso. Debería haber llegado hace hora y media.
He estado planeando arreglar mi embarrá.. decirle que cuándo revelará las fotos, para así poder verlas.

Pero ahora que lo pienso mejor... creo que le daré la dirección de mi blog.

La de arriba es una foto del 2005, un verano en la playa ^^
Qué distinto.

martes, 27 de febrero de 2007

·Maldito Bauer·


El otro día, mientras hacíamos sobremesa con mi familia tomándonos su buen café Maxwell House (no es mi intención la publicidad gratis pero .. pucha que es rico este café! Na que ver con el nescafé que cuando le echas más, en vez de quedar más cargado, queda ácido, puaj!), tomé la revista de VTR 'Vive!' para leer la siempre simpática columna llamada 'Control Remoto' de un "desconocido descubierto" llamado Manuel Bauer que ha visto todas - o casi todas - las series del mundo (o al menos las que dan en el cable).
Luego de leer la columna comentamos acerca de él un rato; mi madre dice que sólo hay que leer hasta la mitad, ya que luego comienza a hacerle propagandas a las series y se torna latero. Yo opino que, a pesar de todo, hay que leer las cosas hasta el final, así despues podemos tener una opinión con buenas bases.
Seguramente mi simpatía por este arquitecto (si, es arquitecto, como relató en el último número de la revista) llegó hasta que inocente e ingenuamente pregunté cuánto ganaría por escribir esa página.. a lo que mi madre contestó: 'No sé.. unas quinientas lucas, supongo'.
...reconosco no tener idea de cuánto se puede llegar a ganar por escribir un artículo, pero por una página, por una pequeña página! Lo encontré exorbitante, y no sé si es la envidia, pero hoy encuentro que Bauer es un maldito sin vida que sabe aprovechar las oportunidades xD.

lunes, 26 de febrero de 2007

·Río Místico·


Río Místico es una de las películas más malas que he visto en este último tiempo, y no creo que haya sido por la mala calidad VCD de la imagen que tenía el pirata que me prestaron, sino que más bien, la trama era (y es) realmente asquerosa. Una serie de historias pegoteadas con chicle por aquí y por allá, que no tienen influencia alguna en el desarrollo final, así como escenas completas sin sentido alguno (para que nombrar el desfile final..). Los oscares que ganó (Mejor reparto y mejor actor creo) no creo que los mereciera tanto ya que los actores ni siquiera mostraron su calidad, si no que se limitaron a ser bastante mediocres. Parece una lluvia de ideas sin desarrollar, cualquier capítulo de CSI (hasta el más malo), supera a esta obra. Terrible descenlace, personajes mal desarrollados, sumando, una historia bastante mal contada.
En mi opinión, una completa desilución, ya que había querido verla desde que se estrenó en los cines. Pero bueeeno, finalmente es mi opinión. Aún no sé qué escribiré en este flog, pero sentía tantas ganas de desahogarme por haber gastado horas valiosas en un mal film..